Entrevista a Marcelo Martinessi

Hace tiempo que tenia ganas de escribir una historia que no fuera solamente de mujeres sino que también cuente un poco más de mi país. Yo me crié en un país donde la mujer tenia un rol muy importante, crecí entre madre, abuela y hermanas. Creo que en Paraguay, como país muy machista se piensa que los hombres tienen todas las respuestas, y a las mujeres se le da ese lindo territorio de la duda, de la pregunta y naturalmente me pareció que para contar la historia de mi país tenia que contar una historia de mujeres. A partir de ahí empecé a pensar en personajes que conocía, situaciones, yo tengo una tía con la misma bandeja que sale en la película. Me acuerdo de mis tías mayores que jugaban siempre cartas. Con ese universo femenino empecé a armar la historia, siempre con la idea de que a través de esta historia claustrofóbica también podía contar la historia de mi país.

 

 

Muy cómodo, las actrices vinieron sin ningún tipo de ego, siempre sentí desde todas ellas una entrega total a la película, a lo que yo marcaba sobre el universo que quería hacer, y también fueron todas muy generosas con su tiempo.

En Paraguay funciona diferente porque no hay industria, nosotros ensayábamos meses, nos juntábamos cuando podíamos. Fue muy bueno trabajar con ellas.

 

 En mi país existe el movimiento feminista, es pequeño, pero también hay una derecha en Paraguay muy reaccionaria que tiene miedo al feminismo. Recuerdo una pregunta en la conferencia de prensa de Paraguay que era si nosotros recibimos financiación de grupos radicales feministas como si hubiéramos recibido dinero de Al Qaeda, una pregunta absolutamente absurda. Me parece que en mi país donde hay una violencia estructural hacia la mujer es importante que existan movimiento feministas. Sobre mi película me gusta decir la frase de una gran teórica que dice “en vez de hablar de feminismo prefiero hablar de humanismo”. En la película la mujer está en un lugar cómodo, natural y si no aparecen más hombres no fue deliberado, les di el lugar que les correspondía en la película.

 

Siempre pensé que iba a hacer cortos y nunca un largo porque Paraguay es un país donde es muy difícil financiar un largo. Pero me paso que en 2012 después de una experiencia política en mi país, donde hasta ese momento fui director de la tele pública, sentí la necesidad de hacer un largo.

Ahora lo pienso y fue un proceso muy difícil, pero en aquellos momentos era tanta la pasión que no nos dábamos cuenta, por ejemplo conseguimos objetivos extra-cinematográficos para la película, como cambiar la ley para poder coproducir con Brasil.

 

 Siempre quise contar historias pero sabia que en Paraguay iba a ser muy difícil, así que estudié cine en Londres, aquí en Madrid desarrollo de proyectos cinematográficos, siempre estudié esto y siempre quise contar historias pero para hacerlo tenía que irme fuera de mi país, sin embargo con esta historia me di cuenta que con un poco más de esfuerzo se puede hacer allí.

 

 Yo siempre digo que mi papa tenía 10 años cuando "Stroessner" llego al poder y salió cuando yo tenia 16, es decir, varias generaciones en las que no se hizo casi nada de cine, hubo algún esfuerzo con mediometrajes como “El Pueblo” en el 1969, era un país muy oscuro, donde no se hizo nada hasta ya muy tarde, y donde no hubo un quiebre con la dictadura, seguimos teniendo ecos de lo que fue mucho más profundos que España con el franquismo. Paraguay necesite más quiebres, destruir muchas más cosas. Para un niño crecer en ese lugar tan oscuro te moldea como ser humano también.

 

 Las herederas, al ser mi primera película, y al ser tan bien recibida, tiene pases en países muy importantes para nosotros, ha sido un impulso para poder seguir haciendo esto. Ha sido mi gran paso, de hacer cortos casi como un hobby, a tener la posibilidad de dedicarme a esto y vivir de ello.

 

 Me parece que los más importante es que uno cuando cuenta algo sea honesto con lo que cuenta. Yo siento mucho que el cine que manipula es un cine que va a existir siempre, un cine que entretiene porque sabe la fórmula que tiene que seguir para hacerte llorar, reír… Y que cuando hay una propuesta honesta, ese cine conecta como ser humano con otros seres humanos.

 

 En el cine actual hay una película que me gusto mucho que se llama “Ray and Liz”, es una película británica que deja muy en shock a todo el cine social inglés. El gran cine social que conocemos es el cine británico y me parece maravilloso pero está película significa un quiebre, trata sobre un fotógrafo que creció en viviendas sociales y que cuenta la historia de sus padres, sentir, poder entrar y estar con sus papas en la habitación me parece maravilloso, Ray and Liz es la gran película del año pasado.

 

 Autora: Amanda Torres.